Cuando todo sale mal

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Cuando todo sale mal


Cuando todo sale mal, pero Dios se sigue moviendo

Hay domingos en los que todo parece alinearse: el sonido fluye, las canciones salen con fuerza, el ambiente es hermoso y sentimos que la presencia de Dios se mueve con claridad. Pero también hay otros domingos…

Domingos donde el sonido falla, el monitor no funciona, el equipo llega tarde, hay tensión, cansancio… y todo parece salir mal.

Y cuando eso pasa, es muy fácil caer en la idea de que “no se logró”, que no se pudo alcanzar el objetivo, que el servicio no tuvo impacto. Porque, desde nuestra perspectiva humana, todo lo que evaluamos lo medimos por cómo se ve y por cómo se siente. Pero justo ahí es donde necesitamos recordar una verdad profunda: aunque para nosotros todo parezca ir mal… Dios no ha dejado de moverse.

Estamos en Semana Santa. Y si hubo un momento en la historia donde todo parecía haber salido mal, fue justo ahí.

Imagina lo que sintieron los discípulos ese viernes. Ellos habían seguido a Jesús, habían creído que Él era el Mesías, habían visto milagros, señales, autoridad y amor. Pero ahora lo veían colgado en una cruz. Sufriendo. Muriendo. En silencio.

Para ellos, eso era el final. El plan se había roto. Todo lo que habían creído, parecía haberse caído.

Desde su perspectiva, la cruz era una derrota.

Pero desde el cielo…

La cruz era la mayor victoria de la historia.

Mientras todo parecía desmoronarse, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo. Jesús estaba cargando con el pecado de todos, abriendo un camino eterno, cumpliendo cada palabra, cada profecía, cada promesa.

Dios no se detiene aunque no lo veamos y eso mismo sigue sucediendo hoy.

A veces nuestros servicios no salen como esperábamos, nuestras ideas no fluyen como queríamos, y sentimos que fallamos. Pero Dios no está limitado a nuestras luces, nuestros planes o nuestras ejecuciones perfectas.

Dios sigue moviéndose.

Dios sigue tocando corazones.

Dios sigue hablando, incluso en el caos.

Y muchas veces, cuando nosotros estamos frustrados con cómo se desarrolló “el programa”, alguien en la congregación está teniendo un encuentro profundo con el Señor.

Porque Dios no necesita que todo salga perfecto para moverse. Solo necesita un corazón dispuesto.

Tal vez hoy te sientes como los discípulos en ese viernes oscuro.

Tal vez tu ministerio ha tenido días difíciles.

Tal vez te has sentido frustrado porque no ves los frutos que esperabas, porque nada está saliendo como planeaste.

Pero te quiero recordar algo:

Aún cuando tú crees que todo está saliendo mal, Dios sigue escribiendo una historia de redención.

Tu fidelidad en medio del caos sigue siendo útil.

Tus oraciones, aunque no veas la respuesta todavía, siguen teniendo peso.

Tu servicio, aunque te parezca pequeño o sin impacto, sigue siendo parte de algo eterno.

Conclusión

Así que si hubo algo que salió mal, si hubo algo que no funcionó como esperabas, si terminaste un servicio con más preguntas que respuestas… no te frustres. Recuerda que a veces lo que tú ves como caos, en realidad es parte del plan perfecto de Dios.

La cruz fue el momento más oscuro, pero fue también la antesala de la resurrección.

Y en nuestras limitaciones, en nuestras fallas, y aún en medio de lo que parece derrota…

Dios sigue moviéndose.